LA EMPATÍA NO ES PONERSE EN LOS ZAPATOS DEL OTRO

Frecuentemente escucho en entornos organizacionales y familiares que las personas usan la frase de cajón “hay que ponerse en los zapatos del otro”. Luego veo sus comportamientos y me doy cuenta que esas declaraciones no son consistentes con las acciones que ejecutan.

La Real Academia de la Lengua define la empatía como “sentimiento de identificación con algo o alguien” y creo que lo central aquí es la  palabra ‘sentimiento’ porque la idea es ‘sentir’ eso que la otra persona que tenemos al frente está experimentando. Pero en los  contextos que mencioné arriba, lo que suele pasar es que nos quedamos en una teoría y entonces ‘decimos’; “claro es que esta persona debe pensar así y así y por eso debe actuar así y así”… y ahí lo que estamos haciendo es describiendo la teoría que tenemos de la persona, pero no nos aceramos a ser tocados (sentir), eso que el otro está sintiendo.

 

Hace un par de semanas llegué al parque con mi hijo de 3 años. Él vio 2 patinetas, se acercó con curiosidad y a los pocos segundos  llegaron dos niñas corriendo y se montaron a las patinetas. Lo miraron con una actitud de “no te la voy a prestar”. Mi hijo muy decente (no lo digo porque sea mi hijo jajaja… estoy describiendo los hechos) les dijo “me la prestan un ratico por favor” y las niñas inmediatamente se negaron. Me dio tristeza ver su cara de frustración y rápidamente le dije “no te preocupes vamos a jugar”.

Al rato mi hijo estaba jugando en el rodadero, y al sentarme a descansar, escuché a 2 vecinas hablando sobre las niñas groseras que no prestaban las patinetas. Me pregunté ¿cuáles serán las mamás de estas niñas? ¿qué actitud tendrán? Y empecé a tratar de identificar cuáles eran. Al rato las vi arriba tomándose fotos como pretendiendo ser modelos y al quedarme mirando ví que no  tuvieron ninguna conexión con su hija durante largo tiempo. Ahí dije “las niñas no tienen la culpa, la responsabilidad es de sus mamás” y empecé a sentir una rabia hacia esas mamás irresponsables y luego dije “bueno pobres mujeres de pronto no tuvieron una educación suficiente y no se han podido conectar como madres ejemplo para sus hijas”. Y ahí pude  respirar un poco y bajar mi molestia. 

Al poco rato, mi hijo volvió acercarse a las patinetas y las niñas repitieron la misma actitud y le dijeron; “no te la vamos a prestar  porque nos las trajeron de china”. Ahí se volvió a disparar mi molestia y le dije a mi hijo “mira que horribles son esas patinetas con esos colores espantosos… y además los productos de china son super baratos y de mala calidad,  mejor no te montes”. Obviamente lo dije en voz alta, entrando en  mi actitud infantil de ‘pelea’ con las niñas. Luego  respiré otra vez y pensé “no tienen la culpa”.. de pronto lo que necesitan es amor… y con mi comentario infantil, estoy justamente acercándolas a ese lugar de poca empatía que seguramente viven en sus casas. 

No sufrí por esto, pero sí me fui conmovido…  

Creo que para lograr ser más empáticos, tenemos que reconocer que con la frase de “si claro, hay que ponerse en los zapatos del otro”, no es suficiente para ser empáticos. Tenemos que ponernos los zapatos del otro y caminar y compartir con ese otro. En otras palabras, es necesario trabajar profundamente en nosotros y poder mirar amorosamente los ojos de esas personas que parecieran querer voluntariamente hacernos daño  y preguntarnos ¿qué te hicieron? ¿qué te pasó para que actúes así? Y luego posiblemente poder decir “te entiendo, te perdono y te siento”. 

LA EMPATÍA NO ES PONERSE EN LOS ZAPATOS DEL OTRO

por | Mar 20, 2020 | Coaching, Corpoemocional, Innovacion, Uncategorized

X